¿Estamos realmente preparados para el MacBook?

No lo voy a negar, el primer sentimiento que tuve ayer al ver presentado el nuevo MacBook fue de incredulidad. ¿En serio estábamos viendo presentado aquellos renders que salieron hace un par de meses y de los que todo (o casi todo) el mundo echaba pestes? Si la cosa no me estaba gustando, todavía se puso peor cuando apareció un esperpéntico modelo en color dorado sobre la pantalla. Qué escalofrío.

Sin embargo, y como me suele ocurrir en estos eventos, a medida que pasaba el tiempo mi mente (reactivándose poco a poco después del shock inicial) comenzaba a funcionar de nuevo con normalidad y mayor claridad. Quizá este nuevo modelo no estuviese tan mal al fin y al cabo.

¿Portabilidad? Sí, pero con restricciones

La mayor virtud y, a su vez, la «cruz» de este MacBook es su portabilidad. En un panorama donde la versatilidad de nuestros productos y el poder usarlos mejor en más situaciones es un claro condicionante para la mayoría de los fabricantes. Así pues, el MacBook, en su andadura hacia la anorexia, ha ido perdiendo puertos por el camino. Ahora su esbelta figura nos muestra únicamente dos orificios: un conector USB tipo C y la salida de auriculares jack de 3,5 milímetros.

Llegados a este punto podemos tomar dos posibles vías: o ensalzar lo que supone la llegada de un dispositivo con un único puerto, o arremeter sin piedad contra Apple por ser tan cafres como para pensar que con una solitaria conexión seremos capaces de sobrevivir al cruel y despiadado mundo de las comunicaciones. Pero no todo es blanco o negro, sino gris (espacial).

El futuro no tiene cables, pero… ¿Y el presente?

La aparición de un único puerto parece ser el precio lógico y justo a pagar por un dispositivo mucho más fino, donde apenas hay excedente de espacio para añadir más conexiones. La mejor forma de economizar era utilizando un único puerto que pudiese permitir todo tipo de funciones, y es lo que se ha hecho.

La tecnología deriva hacia un mundo donde lo inalámbrico prima de forma absoluta y en el que los cables, engorrosos, sodomizantes y anárquicos no tendrán cabida. El futuro se nos presenta sin cables, con una simplicidad que a veces asusta. Y aquí es donde interviene el MacBook, trayéndonos un anticipo del futuro al presente.

Es cierto que por algún sitio hay que empezar a construir el futuro, que si nadie da el primer paso no es posible el progreso pero, desgraciadamente, el presente tiene cables. El MacBook es innovación, pero quizá no sea lo que el público está buscando (y por ello los actuales modelos de MacBook Air siguen a la venta). Es muy posible que haya días en los que no nos haga falta conectar ni un sólo dispositivo externo a nuestro MacBook, pero quizá otros días tengamos que realizar algo tan simple como tenerlo cargando y con un pendrive al mismo tiempo. Y es entonces cuando «el futuro» empieza a tocarnos las narices.

Imponer el futuro a la fuerza

¿Qué hacer en esos días en los que nosotros, pobres seres del paleolítico, tenemos que conectar dos dispositivos en nuestro MacBook? Apple es una compañía muy amable, tan amable que, en su máxima expresión de amabilidad, pondrá a la venta un accesorio que servirá de adaptador y mediante el cual podremos conectar más de un dispositivo al único puerto USB tipo C del MacBook. Esto da lugar a dos nuevos problemas:

1. Precio. Según parece apuntar todo, el accesorio costará 79 dólares, algo que bien podrían ahorrarnos incluyéndolo en la caja del Mac.
2. Portabilidad. Si este dispositivo está pensado para ser llevado a cualquier recóndito lugar del planeta sin demasiado esfuerzo, ¿qué sentido tiene el tener que estar pendientes de acordarnos de llevar un adaptador con nosotros?

Oye, que tampoco es tan malo

En absoluto. Es increíble lo fino que es y que, a pesar de tener pantalla Retina, siga conservando las 9 horas de autonomía que tiene el actual MacBook Air (sin pantalla Retina y 11 pulgadas de pantalla, en vez de 12″). Tres nuevos colores para adaptarse a un mayor rango de gustos. Si su desempeño resulta ser lo que promete sobre el papel, estaremos hablando de un gran dispositivo.

Pero me niego a creer que «el futuro» venga con accesorios de 79 dólares bajo el brazo.