Para todos aquellos que llevamos tiempo en Apple y todos aquellos que conocen la historia de la compañía que fue creada por Steve Jobs y Steve Wozniak, hay dos puntos muy claros que conocemos: la visión de Jobs y su mal carácter. En definitiva Woz y el resto del equipo de trabajo en Apple, siempre o casi siempre hicieron lo que Jobs quería y en el caso de Wozniak era evidente que tenía el papel de «segundo de abordo» hasta que se cansó y se marchó. Todos sabemos que además de un visionario, genio y gran negociador, Jobs tenía un carácter demasiado fuerte y en ocasiones esto le llevaba a extremos mal vistos por el resto del equipo de trabajo, que tenía que «venderle muy bien algo» para que este cediera en ello, como el caso de las Genius Bar.
Las Genius Bar eran para Jobs una mala idea -dicho suave- puesto que sus usuarios no tenían por qué saber nada sobre tecnología o tener conocimientos de informática para usar sus productos, así que tenía claro que no sería algo necesario desde el primer momento que su jefe de ventas en aquel momento, Ron Johnson, le propuso este lugar en las tiendas de Apple. Jobs entendía la labor de los técnicos como personas incapaces de explicar de una forma entendible a un usuario el funcionamiento del equipo y no creía en su funcionamiento. Los pensamientos de Jobs cambiaron cuando Ron le hizo entender que no estaba hablando de poner en las Genius Bar a los ingenieros y técnicos de Apple más veteranos y con «menos mano» para explicarse ante el usuario, estaba hablando de las nuevas generaciones de adolescentes que habían crecido junto a la tecnología y esto a Jobs le convenció definitivamente hasta tal punto que se dispuso de inmediato a patentar la marca Genius Bar.
Después de 16 años desde la implementación de las Genius Bar en las tiendas de Apple, nos damos cuenta del buen trabajo que hizo en su día Ron Johnson convenciendo al mismo Steve Jobs, sobre lo bueno que sería tener este apartado técnico para el usuario en sus tiendas.