No son pocas las veces la que se ha repetido la hilarante escena de Celia Villalobos jugando al Candy Crash Saga, y es que, quienes más y quienes menos, cuando acudimos a una sesión laboral o estudiantil, nos cuesta no disfrutar leyendo o jugando en nuestro iPad cuando el ponente está resultando soporífero. Además, jugar con el iPad tiene el añadido de la ocultación, es decir, debido a la atención y el interés que le mostramos al juego, pudiera parecer que lo que en realidad estamos haciendo es trabajando.
El Gobierno de Reino Unido, España e incluso Rusia en un pasado, otorgaba a sus Ministros un iPad, una herramienta que pudiera parecer indispensable para su tarea, aunque ciertamente no lo es, pero ¿Por qué muchos gobiernos prefieren productos de Apple, y Estados Unidos no?
Una de las pocas ventajas para Barack Obama tras abandonar la Casa Blanca es que por fin va a poder entregar su BlackBerry y cambiarla por un iPhone. Según los servicios de inteligencia de Estados Unidos de América, el Presidente de la nación no utiliza un iPhone «por razones de seguridad». En atención a la seguridad, al parecer BlackBerry OS es el sistema operativo más seguro del mundo, por delante de iOS y Android. Sin embargo, no es la única restricción que obtiene, el uso de aplicaciones de mensajería como WhatsApp también está totalmente restringido, aprovecha BlackBerry Messenger, también con un cifrado interesante.
No queda todo ahí, es que en 2009 Barack Obama contaba en una entrevista a la CNBC que sólo le está permitido acceder al ordenador del Despacho Oval y que su círculo de contactos a través de la telefonía móvil no sobrepasa las diez personas.
Así pues, el Presidente entrante, Donald Trump, ha tenido que decir adiós al Samsung Galaxy con el que le gustaba twittear, y tendrá que pasarse al BlackBerry.
España, marcada tradición de iPad en el Ministerio
El de Celia Villalobos no fue el único desliz, la Ministra Fátima Báñez también jugaba a Bubble Shooter Adventures, un juego casual del corte del Candy Crash. La Ministra tenía conectado el juego a su cuenta de Twitter y el resultado fue desastroso, obtuvo nada menos que 5390 puntos que no le supieron a gloria cuando al salir del Congreso descubrió que todo el mundo la criticaba por haber jugado mientas se celebraba el Pleno.
Aquí la pregunta es ¿Quién no ha jugado mientras aguantaba una reunión mortal? Sin embargo, esa no es la noticia que nos trae de cabeza, sino el por qué el Congreso de los Diputados gasta alrededor de 372.000 euros en adquirir 490 iPad en lugar de optar por tabletas más económicas, sobretodo cuando en otros países como Estados Unidos, donde el orgullo patrio obvia esta situación, no compran iPads.
Pues tiene explicación, y es que en España se han desarrollado una serie de aplicaciones para iOS con las que se realiza el seguimiento del trabajo de los Ministros y Diputados de forma telemática. Nos cuesta creer que sería demasiado difícil portar a Android las aplicaciones señaladas, pero es así como la web del Congreso lo quiere explicar. Estas aplicaciones están encaminadas a gestionar la agenda parlamentaria, realizar voto telemático y el control del tiempo de la palabra en las intervenciones ¡Qué modernos nuestros políticos!
Ejemplos de otros países donde también apuestan por iOS
Reino Unido es otro ejemplo donde apuestan por el iPad para vigilar el trabajo de los Ministros, bajo el Gobierno de David Cámeron, se desarrolló por 24.000 una aplicación que bautizaron como iMinister y que permitía al Presidente vigilar el trabajo de sus compañeros, una aplicación que una vez más era exclusiva para el iPad. Imaginamos que la estabilidad del sistema operativo y su notoria seguridad tendrían algo que ver.
El cambio radical sucede en Rusia, donde durante bastante tiempo estuvieron utilizando el iPad también en sus equipos de Gobierno. Algo que cambió radicalmente cuando Vladimir Putin decidió cambiar su habitual iPad que siempre le acompañaba, por una tableta Samsung Galaxy, y el resto de los empleados del gobierno hicieron lo propio. Según el Kremlin, estas tabletas Samsung estaban especialmente protegidas para poder trabajar con información confidencial.