Actualmente todos los modelos de smartwatch integran los sensores en la parte inferior del dispositivo para que de esta forma las mediciones sean más precisas, ya que por regla general, a no ser que llevamos muy suelto el dispositivo, siempre está en contacto con nuestra piel para realizar las mediciones. Sin embargo, aunque pueda parecer la opción más lógica, suscitó un gran debate en las instalaciones de Cupertino cuando se estaban dando los primeros pasos para crear el Apple Watch, ya que gran parte de los ingenieros eran partidarios de integrar los sensores en las correas del dispositivo y no en su parte inferior.
Pero el situar los sensores en la correa también tienen su parte de lógica, aunque no fuera práctica. Según ha publicado Bob Messerschmidt, ex empleado de Apple y que participó en el desarrollo del Apple Watch, la idea de situar los sensores en la correa es por el tema de las mediciones, ya que si se situaban en la parte inferior de la muñeca (justo en el cierre de la correa), estas serían más correctas que en la parte superior de la misma.
Pero esto chocaba con los planes que tenía Apple de crear una amplia gama de correas intercambiables, correas que si además tuvieran que integrar los sensores se dispararían de precio, si ya de por si hay algunos modelos que son carísimos para lo que realmente son. El Apple Watch, al igual que el iPhone, iPad y demás productos son dispositivos que lanza la compañía para hacer negocio y la venta de correas le está reportando grandes beneficios, aunque muchos son los usuarios que prefieren hacer uso de las correas de terceros fabricadas en China que se venden en el mercado por una décima parte de lo que cuestan las originales.