El Apple Watch se ha reconvertido en un dispositivo que nos ayuda a mejorar nuestra forma física y salud, algo que sus propios creadores no habían sospechado cuando estaban con los primeros bocetos del reloj de Apple. Al sensor de alteraciones del ritmo cardiaco, el electrocardiograma y las aplicaciones para monitorizar nuestra actividad física, desde la llegada de watchOS 6 tenemos que añadir una función más: el medidor de nivel de ruido. Y aunque pueda parecer extraño a primera vista, ha ayudado a cambiar la vida de una persona autista mejorando su integración social.
Lo cuenta el padre de Sam Benett, de 21 años, en “People” (enlace). Su hijo Sam está diagnosticado de “trastorno del espectro autista”, y a pesar de que es una persona encantadora que enamora a todo el que se le acerca, sufría desde hace años de una falta de control del volumen de su voz que interfería de forma importante en sus habilidades sociales. Según su padre, no es que hablara demasiado alto, es que tenía un volumen de voz “muy, muy, muy, muy, muy elevado”. Durante años han intentado de todo para que su hijo consiguiera controlar el volumen de su voz, sin éxito. Algunas veces conseguían que de forma temporal bajara el volumen, pero duraba poco. Este problema terminó provocando que la familia no pudiera tener actividades sociales.
Dad Learns Apple Watch Helps Control Son with Autism’s Loud Voice
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Credit: Scott Bennett
Sin embargo con la llegada de watchOS 6, al padre de Sam inmediatamente se le ocurrió una posible solución que no podía creer que no se le hubiera ocurrido antes: usar el medidor de ruido del Apple Watch para que su hijo controlara el volumen de su voz. Al usar colores para identificar los diferentes niveles de ruido, le fue muy sencillo asociar el color verde a “volumen adecuado”, y el amarillo a “volumen demasiado alto”. Sam comprendió el funcionamiento de inmediato y bajo la mirada de asombro de su padre, conseguía controlar su volumen de voz gracias a su Apple Watch.
La vida desde entonces ha cambiado para esta familia estadounidense, y según cuenta el padre, “sobre todo para el perro de la familia, que huía a la otra habitación en cuanto Sam empezaba a hablar”. Su sueño es ahora llevarlo a un campeonato de golf, deporte que le encanta, sin miedo a que Tiger Woods falle un golpe por culpa Sam. El padre concluye su relato lamentando no haber podido usar antes esta tecnología porque “habría cambiado la vida de toda la familia”