La decisión de Apple de usar el mismo procesador en el iPad Mini Retina y en el iPad Air fue aplaudida por muchos (yo mismo incluido). Por fin el iPad Mini dejaba de ser un tablet «de bajo coste», con menores prestaciones que los dispositivos lanzados en su año. La pregunta que quedaba en el aire y que no podríamos conocer hasta su lanzamiento era si funcionaría a la misma velocidad que el procesador A7 del iPhone 5s o a la del iPad Air, y la respuesta ya se ha conocido hoy mismo de manos de Geekbench, la aplicación más conocida para realizar benchmarks en nuestros dispositivos: el iPad Mini retina funciona a la misma velocidad de procesador que el iPhone 5s.
¿Qué consecuencias tiene esto en el uso diario del dispositivo? Ninguna, al menos que el usuario pueda percibir. El que el iPad Mini comparta la misma velocidad de procesador que el iPhone 5s tiene su lógica, ya que dispone de menos batería y de menor superficie para disipar calor que el todopoderoso iPad Air. Estas pequeñas variaciones son las que los fabricantes se sacan de la manga para conseguir un rendimiento óptimo en sus dispositivos y alcanzar el máximo equilibrio entre potencia y consumo.
La decisión entre decantarse por el iPad Air y el iPad Mini es cada vez más complicada: dispositivos igualmente potentes, misma autonomía, diferencia considerable de pantalla y de precio. ¿Sacrificar pantalla para ahorrarse un buen puñado de euros? Con el nuevo diseño del iPad Air, que lo hace casi idéntico al iPad Mini, sólo algo más grande y pesado (pero poco), y las especificaciones del iPad Mini, calcadas al iPad Air resulta difícil saber cuál es la decisión más acertada. ¿Cuál es la tuya?
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