Apple Pencil ya va por su segunda versión. Un elemento tan simple y bien diseñado como es esta segunda generación, parece que no pueda evolucionar más. Pero conociendo a los de Cupertino, seguro que ya tienen en proyecto nuevas características a añadir en una cosa tan simple como un puñetero lápiz.
Carga inalámbrica, con sensores de movimiento para evitar tener botones, y puntas intercambiables por el desgaste. Difícil de poder mejorar. Pues esta semana la compañía ha ganado una nueva patente… ¡para la punta del Apple Pencil!
En una patente concedida por la Oficina de Patentes y Marcas de los Estados Unidos esta misma semana titulada «Stylus with input adapter«, Apple ofrece una serie de archivos adjuntos que podrían aplicarse a las generaciones actuales de Apple Pencil. Mientras que se ofrecen una serie de opciones, incluyendo versiones de alta ingeniería, el concepto central se basa en que la punta del lápiz sigue siendo como el actual.
La propuesta de Apple se basa en la idea de que la punta del Apple Pencil sea capaz de medir la presión, tanto cuando se presiona en una superficie como cuando se está tirando. Cuando se altera la sección de la palanca o del botón del adaptador, esto aplica una fuerza en la punta del lápiz, generalmente en un punto alto en la punta móvil para que no interfiera con la actividad normal de dibujo o escritura.
Una nueva punta para el Apple Pencil con botón en forma de palanca.
Al detectar esta segunda fuerza, es plausible que el Apple Pencil determine que se está utilizando el accesorio, y puede registrarlo como el equivalente a una pulsación de botón o un clic, como el botón de un ratón. Dependiendo del movimiento del accesorio, teóricamente podría tirar de la punta hacia afuera, lo que podría proporcionar un nivel de resistencia a la presión ejercida a la palanca.
La patente enumera a sus inventores como Jae Hwang Lee, Frank Angermann, Killian J,. Poore, y David M. Schattel. Que Apple presente dicha patente no significa que el proyecto se haga realidad. La compañía presenta miles de patentes que nunca llegan a buen puerto. Pero por el poco costo que representan estas gestiones, patentan cualquier idea «por si acaso».