¿Por qué Apple no tiene ya un iPhone plegable?

Mientras otros fabricantes siguen presumiendo de sus modelos de smartphone plegables, Apple se mantiene fuera del mercado de este tipo de dispositivos, y según los rumores, aún estaríamos a un año o dos de ver el primer modelo, si es que llegamos a verlo. ¿Por qué Apple no se ha lanzado ya a este tipo de smartphone?

Los smartphones plegables son el futuro, o al menos eso es lo que quieren que pensemos. Gigantes del mercado de la telefonía como Samsung, Huawei, Motorola y Microsoft ya han presentado diferentes modelos de teléfonos con diseños muy variables y resultados más o menos afortunados. Pero mientras los anuncios televisivos nos enseñan lo «cool» que es un teléfono que se dobla por la mitad para poder grabarte en Instagram sin necesidad de soporte, la realidad es que se trata de dispositivos que apenas se ven por la calle (yo no he visto ninguno), con precios desorbitados incluso para un mercado que ya tiene precios muy elevados, y hay muchas dudas de que esto no sea más que una moda pasajera que termine con millones de dólares invertidos en I+D tirados a la basura.

Apple, a verlas venir

El gigante tecnológico referencia del mercado no mueve ficha. Sigue con su smartphone estrella con un diseño convencional y apostando por las mismas características que han marcado su éxito hasta este momento: excelente pantalla, cámara sobresaliente, calidad de materiales soberbia y potencia sin rival, todo ello a un precio que en la mayoría de los casos supera al de cualquier otro modelo «TOP» de la competencia, pero que sin embargo se vende como churros. Mientras, el resto de marcas se conforman con dominar la gama media y baja del mercado, sin ni siquiera poder soñar en acercarse a Apple en su reinado en la gama alta. Está claro que a igualdad de precios, el usuario prefiere un iPhone, y por eso las otras marcas han apostado fuerte por los smartphones plegables. Si quieren una parte del pastel de la gama alta, debe ser ofreciendo algo que Apple no ofrece.

Samsung ya lleva varias generaciones de teléfonos plegables, con dos conceptos diferentes: Galaxy Fold y Z Flip. Un smartphone que se abre para ser un pequeño tablet, y un smartphone que se pliega para guardarse en el bolsillo. Motorola ha apostado por la nostalgia con su Razr, un teléfono tipo «concha» con unas especificaciones de gama media pero un precio de gama alta por el simple hecho de ser plegable. Huawei, inmersa en una caída libre en el mercado de la telefonía por culpa de la sanción de Estados Unidos, no se olvida de los plegables con el que para muchos es el más bonito de los «foldables» que se han presentado hasta el momento, y no nos podemos olvidar de Microsoft, que aunque lo suyo no es un teléfono plegable propiamente dicho (más bien dos pantallas unidas por una bisagra), también está haciendo sus pinitos en este mercado.

¿Cuántos de estos modelos habéis podido tocar con nuestras manos? Probablemente alguno haya podido verlos en persona en algún stand de una feria tecnológica, o en una tienda de telefonía incluso… pero ¿cuántos de vosotros le ha pedido el teléfono plegable a su amigo para trastearlo? ¿Cuántos os habéis comprado uno de estos modelos? Alguno habrá sin duda, pero muy pocos, demasiado pocos para el que debería ser el smartphone del futuro, y ya llevamos 3 años con estos dispositivos en el mercado.

Demasiados problemas, demasiadas dudas

La sensación con todos y cada uno de estos modelos es que deberían haberse quedado como productos de prueba en las estanterías de los museos de cada uno de los fabricantes. No hace falta que recordemos la enorme cantidad de problemas que sufrieron los compradores del primer Samsung Galaxy Fold. Incluso los que pudieron probar el teléfono antes de que saliera al mercado ya avisaron de fallos de diseño tremendos. No es una tecnología sencilla, y la impresión es que aún queda mucho camino por recorrer y muchos fallos por resolver.

Lanzar un teléfono al mercado que no está listo es un grave problema que Apple no se puede permitir el lujo de sufrir. Ningún fabricante se debería permitir ese lujo, pero Apple menos aún. Y no sólo hablo de la imagen de la compañía, que presume que ofrecer productos de máxima calidad a sus compradores, sino del grave problema que supondría vender millones de unidades de un teléfono defectuoso. ¿Cuántos Galaxy Fold se devolvieron? Dudo que se llegara a un millón de unidades. Apple en el primer fin de semana vendería varios millones de unidades, y esto sería un problema de dimensiones difíciles de imaginar.

Un concepto nada claro que puede pasar de moda

Y es que lo primero que deberían tener claro los fabricantes de teléfonos plegables es qué es lo que quieren ofrecer al público, qué es lo que quieren convencernos de que deseamos, aunque aún ni lo tenemos claro nosotros mismos. ¿Queremos un teléfono que se convierta en tablet? ¿O queremos un teléfono que se pliegue para meterse en el bolsillo? Yo no lo tengo nada claro, y es que los dos conceptos tienen sus problemas.

Un teléfono que se convierte en tablet es, a priori, la mejor de las ideas, ya que reúnes en un único dispositivo las ventajas de dos mundos diferentes: smartphone y tablet. Cuando quiero un teléfono, lo dejo cerrado, y cuando quiero una tablet, lo abro. Hasta aquí todo genial, pero a cambio tienes que llevar un dispositivo muy grueso y pesado (como dos smartphones juntos). Ya la cosa no pinta tan bien. Y cuando abrimos el teléfono y lo convertimos en tablet lo que tenemos es una pantalla casi cuadrada, lo peor de lo peor para disfrutar de contenido multimedia porque desperdiciamos gran parte de la misma. O sea, ¿que llevo el equivalente de dos móviles en mi bolsillo y cuando quiero ver una película resulta que veo prácticamente lo mismo que si llevara mi móvil de siempre?

El otro concepto podría ser por tanto más acertado: un teléfono que plegamos para meternos en el bolsillo. Tengo así un dispositivo cuadrado que cuando quiera utilizar tengo que desplegar. Dispone de una minúscula pantalla cuando está plegado que me deja ver las notificaciones que he recibido… pero poco más. Y por lo tanto cada vez que quiera hacer algo tendré que abrirlo, y volver a cerrarlo cuando quiera guardarlo de nuevo en el bolsillo. Me está empezando a parecer una «no tan buena» idea. A eso añadamos que al plegarse para guardarlo en el bolsillo va a abultar mucho más, de nuevo tendremos dos smartphones juntos, ya no tan largos, mas recortados, pero en grosor sí.

¿Con cuál de los dos conceptos me quedaría? Con ninguno, y es que ahí radica el problema principal de los smartphones plegables: realmente no sé si quiero un teléfono plegable. Porque las marcas me bombardean y me dicen que es lo que quiero, y los anuncios de televisión, las publicaciones en YouTube e Instagram molan mucho, pero no tengo claro que no me canse de ese aparato a los pocos días. ¿Realmente los teléfonos plegables son el futuro? ¿O son una moda pasajera más como las televisiones 3D o las pantallas curvas? Sólo el tiempo lo dirá.

Y Apple está a la espera

Apple está trabajando en varios modelos de teléfonos plegable. Dispone de varios prototipos y está investigando en materiales y tecnologías que puedan convertirlos en el próximo iPhone. Pero también es consciente de que no puede cometer los mismos errores que la competencia, y por eso está esperando. Porque cuanto más tiempo pasa, más depuradas están las tecnologías necesarias para que estos productos lleguen a buen puerto, más fallos habrán cometido los demás y mas habrá aprendido Apple, y sobre todo, más claro tendrá qué concepto de smartphone plegable quiere el usuario, si es que quiere alguno.

Los rumores apuntan a 2023 como año en el que Apple podría lanzar su primer iPhone plegable, algunos aseguran que no será hasta 2024 cuando lo veamos. Y otros dicen que no veremos ningún smartphone plegable porque este tipo de producto pasará al olvido más pronto que tarde. Nosotros seguiremos a las espera, y os lo contaremos puntualmente.


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