Desde que hace un par de años surgieron los rumores de que Apple tenía previsto lanzar un pequeño rastreador, muchos éramos los que pensábamos que podría ser un arma de doble filo. Que lo mismo que servía para localizar tu mochila perdida, podría servir para saber la localización de terceras personas sin su consentimiento.
Así que Apple tuvo que retrasar el lanzamiento de sus AirTags hasta que encontró la manera de evitar (en la medida de lo posible) dicho espionaje, añadiendo a iOS una serie de modificaciones que alertaran a la víctima de dicho acoso digital. Una comparativa real entre varios rastreadores así lo demuestra.
The New York Times acaba de publicar una interesante comparativa entre varios modelos diferentes de rastreadores, simulando el espionaje de una persona sin su consentimiento. Y el resultado avala el esfuerzo de Apple por evitarlo.
Kashmir Hill, reportera del New York Times, ha publicado una prueba muy interesante. Hill escondió entre las pertenencias de su marido (bajo su consentimiento, claro está), tres AirTags, tres Tiles y un rastreador GPS con la intención de espiar sus movimientos durante todo el día.
Desafortunadamente, la prueba comenzó por sorpresa cuando la hija del matrimonio dio positivo de COVID-19 y el marido de Hill se la tuvo que llevar al hospital. Ahí comenzó el «espionaje» de la reportera. Y las localizaciones más ajustadas y en tiempo real fueron sin duda del rastreador GPS que compró en Amazon.
Tanto los AirTags como los Tiles tardaron más en ofrecer datos, y menos precisos, ya que usan sus redes propias de dispositivos, y eso dificulta en medida la localización exacta si lo comparamos con un GPS.
Los AirTags fueron los únicos que avisaron del espionaje
A las dos horas de estar «espiado», el marido de Hill recibió la alerta en su iPhone de que un AirTag estaba mostrando su localización. No recibió aviso alguno ni del rastreador GPS, ni de los Tile.
El problema de los Tile es que para que recibas un aviso en tu móvil de que un Tile cercano te está localizando, debes tener la aplicación de dicho fabricante instalada. Esto hace que las posibilidades de aviso de dicho rastreador sean muy bajas.
Así que si un acosador decide espiar a una persona sin su consentimiento, escogerá primero hacerlo con cualquier otro rastreador del mercado antes que con un AirTag. Bravo por Apple.
