Es complicado definir Limbo, ya que el concepto de juego no se adapta totalmente a lo que nos da. Es algo más, una mezcla de emociones y arte que no necesita colores para generar una de las obras maestras más sublimes de los últimos tiempos en el mundo del entretenimiento. Y ya se puede disfrutar en iOS.
En las sombras
Obviamente lo primero que llama la atención sobre Limbo es su tonalidad monocolor, usando una escala de grises y posiblemente haciendo que el juego sea tan grandioso por esto mismo. Los colores sobrarían, le quitarían la intriga que desprende y se quedaría sin la majestuosidad que nos muestra en cada segundo de juego.
El primer contacto con el juego es extraño, ya que no estamos ante algo habitual. Tenemos la posibilidad de movernos lateralmente, saltar y usar un botón de acción, por lo que en la diversidad de controles no está el problema, eso es obvio. Lo bueno viene al usar esas pocas acciones para descubrir un mundo nuevo en el que debemos prestar atención a todos y cada uno de los detalles, y en el que tendremos la oportunidad de descubrir que en los videojuegos hay muchas cosas más allá de los gráficos.
No es tan sencillo
Lo que a priori puede parecer poco complicado luego no lo es. Limbo esconde problemas de lógica y precisión que no nos esperamos al comenzar a jugar y que en ocasiones nos harán preguntarnos donde está la solución para poder avanzar. La curva de dificultad está bastante bien ajustada y nos permitirá adaptarnos a las nuevas situaciones con sencillez, pero hay algunos puntos en concreto que quizás pueden ser un poco frustrantes para algunos jugadores menos acostumbrados a este tipo de juegos.
El sonido también es realmente importante, siendo muy aconsejable jugar con auriculares. Habrá sonidos que nos ayuden a resolver puzzles o que nos anticipen momentos que van a pasar poco después, por lo que considero casi indispensable prestar mucha atención al audio. Es más, jugar sin auriculares desde mi punto de vista es arruinar la experiencia.
Según avanzamos en el juego vamos estando mucho más cómodos, y sobre todo vamos entendiendo más la grandeza del juego, a la par que deseamos con todas las fuerzas del mundo que no acabe. Es una pena cuando sucede, pero Limbo deja con muchísimas ganas de más desde el mismo momento en el que culminamos la aventura. Pero como todo lo bueno, se acaba.
Nuestra valoración
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